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Personajes

Don Ebal Rodríguez Aguilar

Un deportista más son diez maleantes menos”, frase célebre con origen en tierras guapileñas y de un Guapileño, que luchó por el desarrollo del deporte en el caribe. Don Ebal Rodríguez Aguilar, un hombre que se destacó por su entrega a la superación ajena más que la propia; por eso un cantón que no fue precisamente el que lo vio nacer, pero sí que lo vio partir, lo graba en el libro dorado de su historia.

 

 Don Ebal  Rodríguez nació el 8 de enero de 1924 en Turrialba

 en el hogar de Cipriano Rodríguez y Raquel Aguilar; pero su futuro

 tenía destino Caribe y en 1944 llega a Guápiles lugar de donde nunca

 más salió. A su llegada se dedicó a labores de campo en la Finca

 Diamantes, y casi de inmediato se estaba vinculando con las necesi-

 dades del cantón principalmente las del campo deportivo.

 

En 1958 lo despiden de la Finca, en la que destacaba como adminis-

trador, pero al no poseer título que lo acreditara como ingeniero se

dio su salida. Haciendo lo que mejor sabia hacer, Trabajar, crea una

empresa de transportes con camiones y chapulines con la cual y gracias

a su gran don de gente logra hacerse conocido en la zona.

Después de esto, instaló una tienda de ropa, gran parte deportiva,

en la cual si no tenían como pagarle,Don Ebal  decía que

le pagaran cuando pudieran, todo por ayudar. Su casa se convertía en

sitio ideal de hospedaje para deportistas que llegaban al cantón.

“Ahí dormían, comían y hasta se les daba ropa, y nunca les cobró nada”

afirma Ebal Rodríguez hijo, quien además recuerda que a veces su

padre y ellos mismos se quedaban sin comer para que otros lo hicieran.

Para muchos que lo conocieron su benevolencia no lo dejó prosperar

económicamente, pero ese nunca fue el ideal de Don Ebal , asegura su hijo, “él decía que de alguna forma Dios lo iba a recompensar”.

 

Don Ebal Rodríguez Aguilar era fiel admirador de Pelé, del cual hablaba como si fuera su amigo. Incluso la popularidad del Santos brasileño en el que militaba Pelé fue tal, que en aquella época un equipo de la localidad fue bautizado con ese nombre, y se cree que el actual nombre del equipo guapileño se retomó de aquel conjunto de Pococí. Los aportes de Ebal para el crecimiento deportivo son innumerables, pero no solo al fútbol, sino al baloncesto, béisbol, voleibol y en todo lo que le solicitaran su ayuda. Su hijo recuerda que era tanta

la pasión por el deporte, que cuando los saprisistas

iban a comprar el terreno donde se ubica el actual

estadio morado, Don Ebal regaló ¢28.

 

Don Ebal Rodríguez nunca practicó el fútbol profesional-

mente, si gustaba de “mejenguear” y organizar torneos.

Su vida la desarrolló junto a su esposa Inés Barrantes,

con la cual procrearon 13 hijos.Fue coordinador de

ANAFA en la zona, miembro de muchas juntas directivas,

patrocinador de varios equipos, integrante de comités

colegiales, entre otros. Era un señor comprometido

con el pueblo, involucrado con la comunidad, abierto,

comunicativo y amigable” recuerda un comerciante

del cantón.

 

Por estas y muchas otras razones no mencionadas,

en Febrero de 1995 el pueblo guapileño, decide

guardar su nombre para siempre en un estadio que

era como su casa. Esto, meses después de su fallecimiento

 el 14 de noviembre de 1994. Junto a Rogelio  Alvarado y Manuel Méndez destacó como pioneros para el crecer de Guápiles.

 

Antes de su muerte Don Ebal pidió que su corazón se guardara en el estadio, por lo cual la vela de sus restos se realizó en este recinto que ahora lleva su nombre. Su fe en Dios y en los jóvenes lo llevaron a ver muchos sueños cumplidos y también que muchos faltaban por cumplirse. En escrito del señor Reinaldo Jiménez Gamboa, se memora de la siguiente manera:“La tierra guapileña se abrió generosa el 15 de noviembre para acoger en su seno a uno de sus pioneros. Conocí a Ebal Rodríguez Aguilar hace más de cuarenta años y puedo dar fe que siempre estuvo comprometido en alguna causa de bien común, creando progreso y buscando salidas. Me lo imagino en algún rinconcito de la Gloria comentando con don Manuel Méndez otro benefactor de Guápiles, lo mucho que hicieron y lo mucho que falta por hacer. Descanse en paz quien dejó camino a su paso”.

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